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Politica

Viernes 1 de julio de 2016

Leandro Alem: ¡Adelante los que quedan!

Los jóvenes radicales de 9 de Julio reflexionan a 120 años del fallecimiento del fundador de la UCR y del legado que les dejó.

Hace 120 años, el 1 de Julio de 1896 en el Club del Progreso yace el cuerpo de un hombre de larga barba blanca con un orifico en la sien derecha, se trata de Leandro Alem, el caudillo, el político, el revolucionario, el idealista, el que lucho contra una visión de país que no aceptaba, el fundador de la Unión Cívica Radical; dirá Felix Luna “Toda la Republica oyó ese balazo”.


Nos dejó, a los argentinos en general y a los radicales en particular su testamento:


“He terminado mi carrera, he concluido mi misión…Para vivir estéril, inútil y deprimido, es preferible morir. ¡Sí! Que se rompa pero que no se doble.


He luchado de una manera indecible en estos últimos tiempos, pero mis fuerzas -tal vez gastadas ya- , han sido incapaces para detener la montaña…y la montaña me aplastó…!


He dado todo lo que podía dar; todo lo que humanamente se puede exigir a un hombre, y al fin mis fuerzas se han agotado…y para vivir inútil, estéril y deprimido es preferible morir!


Entrego decorosa y dignamente lo que me queda, mi última sangre, el resto de mi vida!


Los sentimientos que me han impulsado, las ideas que han alumbrado mi alma, los móviles, las causas, y los propósitos de mi acción y de mi lucha en general en mi vida, son, creo, perfectamente conocidos. Si me engaño a este respecto será una desgracia que yo no podré ya sentir ni remediar.


Ahí está mi labor y mi acción desde largos años, desde muy joven, desde muy niño, luchando siempre de abajo. No es el orgullo que me dicta estas palabras ni es debilidad en estos momentos lo que me hace tomar esta resolución. Es un convencimiento profundo que se ha apoderado de mi alma en el sentido que lo enuncio en los primeros párrafos, después de haberlo pensado, meditado y reflexionado mucho, en un solemne recogimiento.


Entrego, pues, mi labor y mi memoria al juicio del pueblo, por cuya noble causa he luchado constantemente.


En estos momentos el partido popular se prepara para entrar nuevamente en acción, en bien de la patria.


Esta es mi idea, éste es mi sentimiento, ésta es mi convicción arraigada, sin ofender a nadie; yo mismo he dado el primer impulso, y sin embargo, no puedo continuar. Mis dolencias son gravísimas, necesariamente mortales.


¡Adelante los que quedan!

¡Ah! Cuánto bien ha podido hacer este partido si no hubiesen promediado ciertas causas y ciertos factores…¡No importa! Todavía puede hacerse mucho. Pertenece principalmente a las nuevas generaciones. Ellas le dieron origen y ellas sabrán consumar la obra. ¡Deben consumarla!”


El mismo Alem de las definiciones que valen la pena recodar en estos tiempos que nos toca vivir a los argentinos.


…Buena política quiere decir, respeto a los derechos; buena política quiere decir, aplicación recta y correcta de las rentas públicas; buena política quiere decir, protección a las industrias útiles y no especulación aventurera para que ganen los parásitos del poder; buena política quiere decir, exclusión de favoritos y de emisiones clandestinas.

Pero para hacer esta buena política se necesita grandes móviles, se necesita buena fe, honradez, nobles ideales; se necesita, en una palabra, patriotismo. Pero con patriotismo se puede salir con la frente altiva, con la estimación de los ciudadanos, con la conciencia pura, limpia y tranquila, pero también con los bolsillos livianos… (Discurso del frontón 13 de Abril de 1890).


Leandro Alem se encuentra ya entre los grandes hombres que ofrendaron su vida a nobles ideales. Los seguidores de su legado y su doctrina seguimos adelante llevándolo como bandera, como ejemplo de hombre digno, honesto y comprometido con la causa de los desposeídos.


Miguel Ángel de Marco escribió “¡Que el mensaje ético de Alem siga siendo un hito de una madurez cívica en que se valoren ideales y no liderazgos basados en encuestas!”